Desde el año 2011 las Naciones Unidas declararon el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña para llamar la atención sobre las múltiples situaciones de vulneración de derechos por la edad que tienen y por ser mujeres. Una fecha más que nos compromete a NO seguir invisibilizando las terribles formas de afectación que urgen ser atendidas por los países miembros, como por ejemplo: el acceso y permanencia en la educación, ser atendidas en servicios de salud especializados, recibir la protección frente a la violencia, la discriminación y el abandono, y participar libremente. No bastarán los gestos de las autoridades cediéndoles por un día el asiento, tomándose fotos con ellas u otorgándoles reconocimientos simbólicos que de nada les servirán para salir adelante.

En el Perú alrededor de 5.5. millones son mujeres de menos de 18 años de edad y en cada etapa de sus vidas viven un conjunto de riesgos que se agravan cuando sus familias se encuentran en situación de pobreza, crecen lejos de las ciudades, hablan una lengua distinta al castellano, tienen necesidades diferentes, y otras situaciones más que precarizan sus condiciones de vida y dificultan su pleno desarrollo. Hay que decirlo, ser niña en el Perú es realmente difícil, y el día de la niña no puede ser una fecha más de la que se aproveche políticamente para tener algo que mostrar a la ONU.

Cabe destacar los esfuerzos de las organizaciones de niñas, niños y adolescentes, ONGs, iglesias, colectivos y movimientos que harán de esta fecha una oportunidad para discutir lo que está pasando con esas 5.5 millones de ciudadanas, para destacarán los aportes que realizan a sus familias, instituciones educativas y comunidades, su rol en las olas de protesta contra el régimen actual, sus logros en la educación, el deporte, el arte y la política. Necesitamos más de aquello.

En el día internacional de la niña, queremos honrar, felicitar y reconocer el importante rol que ha jugado Esmeralda Curi (16) procedente de Huancavelica, una adolescente trabajadora que ha participado en la elaboración de la nueva Observación General del Comité Internacional de Derechos del Niño que comprometerá a los estados a mirar y atender a las infancias en medio del cambio climático. No dejemos fuera de este homenaje a Angie Basilio, estudiante chimbotana que ganó medalla de plata en atletismo en las Olimpiadas Especiales de Alemania en junio pasado. Homenajeamos hoy a Ahren, Yolanda y a todas sus compañeras que desde Casa Generación han aprendido a avistar y registrar las aves de San Bartolo-Lima, como dicen ellas, para poder mirar el futuro lejos de la calle. Honramos hoy a niñas como Camila Valenzuela, que según el programa Rostros Venezolanos, ni bien llegada al Perú se dedica a la fabricación de jabones para sacar adelante a su familia en la Lima hostil y xenofóbica. Esmeralda, Angie, Ahren, Yolanda y Camila, son niñas y adolescentes perseverantes, luchadoras y valientes como muchísimas que se hacen más poderosas frente a la adversidad.

También es el día propicio para honrar la lucha de Camila y Mila, dos niñas que no solo fueron violentadas en sus entornos familiares, embarazadas y luego negadas en su derecho de ser asistidas oportunamente con un aborto terapéutico, sino que además enfrentan con valor al estado peruano ante organismos internacionales por haberlas torturado y vulnerado en sus derechos. Homenajeamos en este día a Yamileth Aroquipa (17), estudiante universitaria y activista animalista que ya no está entre nosotros porque fue alcanzada por los proyectiles de armas de fuego de las llamadas fuerzas del orden durante las protestas en Juliaca – Puno el 9 de enero del presente año. Camila, Mila y Yamileth encarnan la violencia del estado en sus formas más crueles e inhumanas.

Con un estado indolente y una sociedad violenta, lo que suceda con las niñas y adolescentes nos tiene que importar. Como comunidades, familias y ciudadanos sigamos cuidando con esmero a nuestras niñas, protejámoslas de los riesgos que hay alrededor y exijamos al estado lo que le corresponde como garante de sus derechos.