#ElPerúQueQueremos

FB MNNATSOP PERU https://bit.ly/3PWoQzr

Desechables pero no deshechos

Hagamos del año 2023 un año para escarbar la justicia, denunciar los crímenes, exigir las investigaciones a nivel nacional e internacional, así como las reparaciones y perdón a los familiares, y persistamos en el fin de la dictadura y la recuperación de la democracia

Rossana Mendoza Zapata

Publicado: 2022-12-28

Ha pasado poco tiempo desde que perdimos 28 peruanas y peruanos en manos del Estado peruano a cargo de un puñado de gobernantes que desde el ejecutivo y el legislativo ampararon el actuar violentista, abusivo y desproporcional de las llamadas fuerzas del orden. Diversas fuentes proporcionadas por los mismos ciudadanos indignados registraron los entretelones: golpes injustificados, ensañamientos, balas destrozando cuerpos, secuestros, llantos y desesperación. Hemos asistido en primera fila a un nuevo capítulo de la serie sangrienta, uno más que se parece a tantos otros.

Ya nadie puede engañarnos, ni los canales de TV de señal abierta, ni los medios impresos llenos de medias verdades. Más confiable es la prensa extranjera y mucho más los videos que muchos circulan sin edición en las redes. Ya aprendimos a discriminar la paja del trigo, y no estamos dispuestos a cargar culpas ajenas, tampoco toleramos el terruqueo, ni permitimos que nos llamen vándalos o delincuentes. Ya no. Cada vez son menos los ingenuos que creen en lo que dice la ya conocida prensa basura, son pocos los que creen en los prehistóricos periodistas con sus trucos de magia, sus chamullos y mentiras.

El año 2022 no solo ha terminado mal, es un año que aún huele a pólvora, un año que nos quebró el corazón, un año de puñales clavados uno tras otro, pero ninguno mortal, porque el pueblo está herido pero sigue vivo. Primero nos apuñalo el presidente que elegimos, miro hacia otro lado, camino sin rumbo y termino hundido en su torpeza rodeado de una corte de depredadores; nos apuñalo un congreso sin dignidad, que nos mostró su desprecio desde un comienzo con su primera presidenta gamonal y el segundo con capacidad para pensar el país en modo tropa y nada más. Un congreso que nos ha bombardeado de leyes que nos dañan y perjudican, con tal de beneficiar a sus grupetes en el poder. Nos hirió con chaveta una vicepresidenta ambiciosa y rendida, descorazonada y convenida, a quién no le importa quien vive y quien muerte con tal de permanecer en el poder. Es la mujer presidenta y provinciana de nuestras pesadillas, sus identidades están sometidas a su ambición y por lo tanto no importa que sea de Aymaraes o que hable quechua, eso es solo circunstancial.

De todo este año nefasto son las vidas jóvenes arrebatadas las que expresan en sus cuerpos estallados la miseria del gobierno, la cloaca en la que se ha convertido y su perversión más profunda. Una vez más las vidas desechables se convierten en cifras, en el saldo de un conflicto social que contiene muchos otros viejos conflictos, que arrastran el lastre del olvido y el abandono de los pueblos, a los que también se le arrebató la esperanza y el voto al maestro pillo. Esas vidas jóvenes desechables acabadas en segundos son cuerpos, historias, memorias que dan cuenta de sus largas e importantes presencias en las vidas de los suyos, son hoy los lugares ausentes en las mesas de navidad, en las carpetas del colegio o la universidad, en la canchita del barrio, en el centro de trabajo, uno menos que ya no caminará, una voz sofocada, un amor inconcluso extinguido con fuego, el abrazo que no darán, el beso suspendido.

Lloran los heridos sin saber si recuperaran todas sus facultades, lloran las madres que sobreviven a sus hijos sin pedirlo, lloramos los testigos impotentes e indignados, lloramos todos, aunque nos riamos compartiendo el chocolate de la noche buena, lloramos y reímos porque no a todos nos arrebataron la vida, porque tenemos voz y seguimos denunciando. Reímos porque tenemos ganas de seguir luchando. Reímos porque es justo que nuestros hijos se nutran de esa reserva humana que nos permite respirar y sobreponernos. Reímos conscientes que la lucha no ha terminado, porque somos ciudadanos de un país hermoso, en donde tenemos tantos hermanos que no los podemos contar, y con quienes compartimos el sueño de una vida mejor, sin delincuentes ni gamonales en el poder. Y reímos porque a pesar de todo lo que ha quedado registrado en nuestra retina, un niño espera de nosotros una sonrisa, un chocolate caliente, un abrazo fuerte, nuestros más tiernos cuidados y entonces validamos nuestra enorme humanidad para darle contenido a la rabia, rumbo a la dignidad, y poder a nuestro sentipensar. 

Y así, humanamente juntos nos dispongamos a cuidarnos y querernos. Feliz Navidad y recarguemos las fuerzas para seguir escarbando la justicia: las denuncias nacionales e internacionales, investigaciones de cada caso de nuestros hermanos asesinados y heridos, las reparaciones e indemnizaciones a las familias con las respectivas disculpas, el cese de la dictadura y la salida democrática que el país necesita. Hagamos del 2023, el año de la justicia, la paz y la lucha por la democracia. Seguimos vivos aquí y ahora.


Escrito por

Rossana Mendoza Zapata

Educadora peruana


Publicado en

Agenda Infancia

Espacio de difusión, denuncia y promoción de situaciones de actualidad relacionados a niñas, niños y jóvenes