David tenía 15 años y mil sueños, pero además un gran compromiso para con su comunidad, su trabajo, su familia y sus estudios. Desde hace tres años era integrante de la Base Andahuaylas del Movimiento Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores Organizados del Perú – MNNATSOP, era un miembro activo en su Comunidad Huaytallocc del distrito de Pampachiri, en donde se dedicaba a la chacra. Estas labores las alternaba conduciendo una mototaxi en la Ciudad de Andahuaylas, a dos horas de la comunidad. Sin sus luchas cotidianas por el sustento familiar, su madre y sus tres hermanas no hubieran podido sobrevivir. Aun así, no descuidaba sus estudios, cursaba el tercero de secundaria en la I.E. Simón Bolivar de Tapaya en la Ciudad de Andahuaylas.

El domingo 11 de diciembre, acatando el acuerdo de su comunidad, salió a manifestarse, pero la represión fue brutal y lo alcanzó una bala. Una vez más estamos ante el uso desproporcional de la fuerza policial, que en nombre de la seguridad y del orden público, ciudadanos como David pierden la vida en un instante, también sucedió con R.P.M.L (16), Wilfredo Lizarme (18), Jhonatan Enciso (18), Beckham Quispe (18), Jhonatan Lloclla (26) en Apurímac y Miguel Arcana (38) en Arequipa, además de los cientos de heridos entre civiles y policías. Es evidente que estamos asistiendo a la expresión ciudadana del hartazgo y la indignación del hoy y del ayer.

Pero esta no era la primera lucha de David, como millones de niñas, niños y adolescentes junto a sus familias enfrentan las carencias económicas, la discriminación, el racismo, el abandono del estado peruano, que suscribe todos los instrumentos de derechos humanos y no por ello sus vidas son mejores. Hoy se terruquea y estigmatiza a los manifestantes, no se les reconoce como ciudadanos cabales en sus decisiones, no se les comprende en sus realidades y contextos históricos y con ello se pretende deslegitimar sus luchas, más aún cuando se trata de niñas, niños y adolescentes ¿Es tan difícil comprender que una niña, niño o adolescente organizado siga su convicción y salga a manifestarse?

Anaí (14), delegada nacional del MNNATSOP por Apurímac nos recuerda: “David perdió la vida por parte del Estado” y solicita a las organizaciones internacionales que intervengan para que su muerte no quede impune, pero además nos dice en su video: “Pongan un alto a lo que está sucediendo en el país, no más violencia”. Esta voz clara y representativa de las infancias apurimeñas, expresa su demanda por un cambio de rumbo en el país, no solo para resolver la crisis actual, sino para que puedan gozar de sus derechos, para contar con un estado que deje de reprimirlos, asesinarlos, estigmatizarlos y olvidarlos como viene sucediendo desde hace 200 años, quieren vivir en una patria que los cuide, los proteja y los respete como ciudadanos que son.

El MNNATSOP y todas las redes, colectivos y organizaciones que los acompañamos nos hemos pronunciado. El caso de David y lo que está pasando con las infancias más carenciadas y vulneradas en el Perú se está denunciado a nivel nacional e internacional porque un Estado que no cuida a sus niñas, niños y adolescentes tiene desde ya nuestro repudio. Seguirá siendo la indignación, la búsqueda de justicia y de paz, lo que movilice a las infancias trabajadoras y a quienes los acompañamos.

Mi solidaridad profunda para con su madre, hermanas, compañeras y compañeros del colegio y de su organización, y comuneros de Huaytalloc. ¡Justicia para David! ¡Justicia para las infancias más olvidadas del país!